La obesidad siempre se ha asociado a la somnolencia. Tenemos la idea de que los individuos obesos duermen más, tienen más facilidad para dormirse y su sueño es más intenso y prolongado. Por el contrario, la imagen del individuo delgado, activo y nervioso se asocia a un sueño más superficial, menos intenso y de menor duración.

Sin embargo, aunque esto es estadísticamente correcto, estas ideas están cambiando. En la actualidad, se estudia en numerosos trabajos científicos la asociación que existe entre un número escaso de horas de sueño y la obesidad. ¿La falta de sueño engorda o es a la inversa? ¿Durmiendo más o menos podemos inducir el control de nuestro peso? O lo que es lo mismo, ¿adelgazar o engordar depende del número de horas de sueño?

Somnolencia por sobrepeso

Es una situación que se presenta en los grandes obesos y que se caracteriza por una respiración deficiente durante el sueño, con bajos niveles de oxígeno en sangre y niveles elevados de dióxido de carbono. Esto conlleva a un defecto del control del cerebro sobre la respiración con apneas prolongadas, tendencia permanente a la somnolencia diurna y cefaleas y cansancio. Esta enfermedad, conocida como Síndrome de Hipoventilación y Obesidad, fue descrita en la literatura por primera vez por el novelista Charles Dickens a principios del siglo XIX en una novela corta titulada “Los papeles póstumos del Club Pickwick”, en la que describía a un protagonista tremendamente obeso que se dormía en los momentos más inoportunos.

Cien años mas tarde, los especialistas en la materia bautizaron a esta situación de hipersomnia en pacientes obesos como “Síndrome de Pickwick”, en honor al personaje de la famosa novela.

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Efecto de la privación de sueño sobre las hormonas

Existen dos hormonas que intervienen de forma activa en la sensación de hambre en nuestro organismo: la leptina y la grelina.

La primera, la leptina, es producida por los adipocitos o células grasas y su liberación a la sangre indica que estos tienen un depósito suficiente de grasa y, por lo tanto, actúa como un inhibidor del hambre. La segunda, la grelina, es producida por el estómago cuando está vacío y su liberación estimula la sensación de hambre.

Pues bien, se ha demostrado que la privación de sueño, es decir, dormir poco, baja los niveles de leptina y aumenta los niveles de grelina.

Al disminuir los niveles de leptina, que actúa como supresor natural del apetito, y elevar los niveles de grelina, que lo estimula, se suman ambos efectos y el resultado es un aumento notable del hambre, de ingerir una alta cantidad de calorías y, por tanto, del riesgo a largo plazo de padecer obesidad.

Más recientemente se ha comprobado que los niños que durmieron poco a lo largo de la infancia tienen más riesgo de padecer obesidad en la edad adulta, y que aquellos que durmieron más durante los primeros diez años de vida tienen menor riesgo de ser obesos en la edad adulta.

¿Se puede perder peso aumentando las horas de sueño?

Existen trabajos y estudios en la literatura médica que demuestran que aquellos que duermen menos de 5 horas cada noche, con el tiempo ganan más peso que aquellos que duermen más de siete horas.

Al mantenerse los niveles de leptina y no aumentar los niveles de grelina, la sensación de hambre es menor en las personas que duermen más, controlan más fácilmente su apetito, mantienen mejor su peso y tienen menos tendencia a la obesidad.

Si tu objetivo es perder peso, recuerda que, además de la dieta y el ejercicio físico, debes controlar las horas de sueño, ya que dormir poco perjudicará tus planes y dormir mucho mejorará tus resultados.

 Basado en este link, para mayor informacion https://www.hola.com/estar-bien/20180730127515/obesidad-sueno-relacion/